Maria Eugenia Giro
Compartir nuestra verdad. Tiempos de Luna llena en Sagitario
Recuerdo tantas veces haber llorado sin entender lo que sentía. Tenía la costumbre de asignar ese llanto siempre a las mismas situaciones. Como una ruta marcada donde sabía de donde salía y hacia donde iba. Caminar me ayudaba, quizás porque en la soledad y en la grandeza del paisaje sentía que a cada paso que iba dando iba soltando equipaje y avanzando hacia otro lugar..nose ...la angustia se me hacia grande. Nunca me había hablado de los procesos de las mujeres, no la había escuchado en la escuela , no lo hablaba con mis amigas, no la había escuchado en mi familia. Todo ese caudal de emociones me hacia sentir indefensa, vulnerable, nunca nadie me había dicho....
Con el tiempo comencé a desatar ese ovillo emocional, y me animé a compartir mi sentir. ¿Estaba mal hablar con otras mujeres de esos llantos? ¿Cuántas éramos las que llorábamos?¿Les pasaba a las demás también?. A medida que me animaba a abrir ese mundo emocional, iba encontrando hermanas en el camino, hermanas de vida. Descubría que las mujeres sabíamos mucho mas que de celos, envidias, y competencias, y que desconocíamos que teníamos dentro un diamante en bruto. La vida nos empujaba a estar cada día mas alejadas de nuestro sentires respondiendo a las altísimas demandas de las "mujeres de hoy". El empoderamiento por un lado pasaba a adormecer esa capacidad femenina de sentir.
En el compartir el dolor fui encontrando el regalo mas lindo, cada mujer con la que fui compartiendo me mostró su perla mas preciada, su verdadero ser sin máscaras. Y Ahí en la verdad del encuentro donde las mujeres somos una, unidas desde el amor, ahí aprendí el valor maravilloso de la hermandad. Ahí aprendí el valor maravilloso de ser mujer. Ahí aprendí de nuestros ciclos y nuestros tiempos, acepté cada una de todas mis partes. Era todas y cada una de ellas. Y lo que parecía ser un karma, se convirtió en una fortaleza, el regalo más lindo que tenemos como SERES HUMANOS, la posibilidad de SENTIR.
Mi verdad, es ser quien soy. Y no hubiese sido posible sin cada uno de los espejos de cada mujer con la que he compartido.
Hoy bendigo tu camino, con mucho respecto y amor.
Que la vida nos siga encontrando, que la vida nos siga uniendo.
Shanti
